jueves, 26 de julio de 2018
domingo, 22 de julio de 2018
La Ortodoxia no es una religión.
En muchos predomina la percepción de que la Ortodoxia es una
de las muchas religiones que existen, y que Su principal objetivo es la
preparación de los miembros de la Iglesia para la vida después de la muerte, o
sea, asegurarse un lugar en el Paraíso para cada Cristiano Ortodoxo. Así se
considera que el dogma Ortodoxo es un aseguramiento, salvaguarda más porque es
Ortodoxo, y que, si uno no cree en el dogma Ortodoxo, eso es un motivo más para
que este hombre vaya al infierno, además de los posibles pecados personales que
eventualmente le mandarían allí.
Aquellos de los Cristianos Ortodoxos que creen que esta cosa
es la Ortodoxia, estos la han comparado exclusivamente con la vida futura.
¡Estos no hacen muchas cosas en esta vida, sino que esperan a morir para ir al
Paraíso, porque cuando vivían eran Ortodoxos Cristianos!
Otra corriente de Ortodoxos que se mueve en el espacio de la
Iglesia, son los no interesados para la otra vida, sino principalmente por la
vida de aquí; es decir, cómo les ayudará la Ortodoxia a pasarlo bien aquí en
esta vida. Este tipo de Ortodoxos Cristianos oran a Dios, solicitan a los curas
que pidan por ellos, (oraciones, santificaciones, bendiciones etc.), para que
el Dios les ayude a pasarlo bien en ésta vida, para que no estén enfermos, para
que sus hijos sean bien establecidos socialmente, para que tengan una buena
dote, para que sus chicos encuentren y se casen con una buena chica y sus hijas
con un buen chico, que tengan un buen trabajo, que les vayan bien los negocios
y ganen en la bolsa o en su industria etc. El resultado es que vemos que estos
cristianos no se diferencian mucho de los creyentes de las demás religiones,
que aquellos hacen más o menos las mismas cosas. (El logos o discurso del Padre
Ioanis Romanidis a veces es candente tal como nos hemos referido en principio,
al prólogo).
Es decir, por lo explicado anteriormente, la Ortodoxia tiene
éstas dos cosas o características comunes con las demás religiones. En primer
lugar, preparar los creyentes de modo que después de la muerte vayan al
Paraíso, como cada uno lo imagina; en segundo lugar, que sean preparados como
cristianos, para asegurarse que en ésta vida no pasen aflicciones, tristezas,
enfermedades, guerras, desastres etc., es decir, que el Dios arregle todo esto
según las necesidades y deseos de ellos. Así para estos los segundos, la
religión juega un papel muy importante en esta vida y sobre todo en sus vidas
diaria.
¿Pero en el fondo quién de los Cristianos, antes mencionados,
se interesa si existe o no Dios? ¿Quien le busca? Para ellos la cuestión no es
si existe o no Dios, puesto que lo mejor sería que existiera, para así poder
implorarle y pedirle que satisfaga nuestras necesidades, de manera que vayan
bien nuestros trabajos y tengamos éxisto, felicidad y bienestar en esta vida.
Así vemos que el hombre tiene una fuerte tendencia en querer
creer que existe Dios, porque es una necesidad para el hombre que exista Dios,
para asegurar lo que antes hemos dicho. Entonces, ya que para el hombre es una
necesidad que exista Dios, ¡entonces Dios existe!
Si el hombre no tuviese la necesidad de un Dios y pudiera
asegurarse independientemente por su cuenta las cosas cotidianas de la vida de
una manera distinta, entonces no sabe uno cuántos hombres creerían en Dios;
esto se ve bastante también aquí en Helas-Grecia.
Así vemos muchos hombres que mientras antes eran indiferentes
por la religión, al final de sus vidas se convierten en religiosos, quizás
después de un acontecimiento que les asustó y les dio miedo y temor. Porque ya
no pueden vivir sin pretender que les ayude algún Dios, es decir, prevención
por superstición. Por estas razones, la naturaleza del hombre le ayuda a
hacerse religioso. Eso no es válido sólo para los cristianos ortodoxos, sino
para todas las religiones. En todas partes la naturaleza del hombre es la
misma. Así que el hombre después de su caída –obscurecido, obtuso por su
naturaleza o más bien de una forma antinatural- está propenso a fluir hacia la
superstición.
Ahora la pregunta es la siguiente: ¿Dónde se detiene la
superstición y dónde empieza la verdadera Fe? En éstos temas la posición de los
Padres y sus enseñanzas son muy precisas. Si un hombre sigue o más bien cree
que sigue la enseñanza de Cristo y simplemente cada domingo va a la Iglesia, toma
la Comunión continuamente, usa los curas para que le hagan oraciones, misas,
etc16., sin profundizar en estos temas, permaneciendo en la letra o la palabra
de la Ley y no en el Espíritu de la Ley, ¿éste particularmente se beneficia de
la ortodoxia?
Cosas de las cuales por supuesto que hacen los Cristianos
verdaderos, y no es malo hacer todas estas cosas, lo malo es permanecer uno
sólo en estas cosas.
Continuando, otra persona que reza exclusivamente para la
vida futura, para sí mismo y para los demás y se desinteresa totalmente para
ésta vida, ¿éste particularmente se beneficia de la Ortodoxia? Una tendencia
está representada por el cura de su parroquia, más todos aquellos que se reúnen
alrededor de él con el espíritu anterior; y la otra tendencia es representada
de un “Yérontas” (guía espiritual), con varios monjes en su alrededor en un
monasterio, generalmente por un archimandrita que está jubilado y espera morir.
Es decir, que es el guía espiritual padre de ellos y los
monjes sean ignorantes en relación con el Hisijasmo.
Mientras que éstas dos tendencias no están centradas en la
catarsis y la iluminación, en el punto de vista y sentido Patrístico, están
equivocadas sobre aquello que persiguen. Cuando están centradas en la catarsis
y la iluminación y aplican la instrucción ascética de la Patrística Ortodoxa,
para la adquisición de la noerá oración
del corazón, sólo entonces las cosas se ponen sobre la base correcta. Estas dos
tendencias son hipérboles (exageraciones) hacia los dos extremos, no tienen un
eje común. El eje único y común que sostiene la Ortodoxia y la mantiene en
cohesión y unida, el uno y único eje sobre todos los temas que le preocupan, y
el cual eje pone siempre las cosas sobre la base correcta, es cuando se tiene
en cuenta el eje ortodoxo: catarsis-iluminación-zéosis.
Los Padres no se interesan exclusivamente qué le ocurrirá al
hombre después de la muerte, sino principalmente les interesa que le pasará en
ésta vida. Después de la muerte no hay terapia del nus, entonces debe en ésta
vida empezar la terapia, psicoterapia” o sanación, porque “en el Hades no hay
Metania (conversión, introspección, arrepentimiento y confesión)”. Por eso, la
teología Ortodoxa no es súper-cósmica o supra-mundana, ni futuróloga, tampoco
esjatológica, sino que es endocósmica. Porque el interés de la Ortodoxia es el
hombre en éste mundo, en ésta vida, no después de la muerte.
Ahora bien, ¿la catarsis y la iluminación para qué se
necesitan? ¿Para que el hombre vaya al Paraíso y evite el Infierno? ¿Para eso
se necesitan? ¿En qué consiste la catarsis y la iluminación y por qué son
perseguidas por los ortodoxos?
Para que uno encuentre la razón y tenga respuesta a ésta
pregunta, debe tener la llave básica que es ésta: todos los hombres encima de
la Tierra tienen el mismo final, en el punto de vista y sentido teológico
Ortodoxo. Si uno es ortodoxo, budista, hinduista, agnóstico, ateo o cualquier
otra cosa, es decir, cualquier y todo hombre sobre la tierra está predestinado
a ver la doxa (gloria, luz increada) de Dios. Verá la doxa-gloria increada de
Dios durante el final común de toda la humanidad, en la Segunda Parusía
(presencia) de Cristo. Todos los hombres verán la doxa-gloria increada de Dios
y desde ésta perspectiva tendrán el mismo fin. Por supuesto que todos verán la
doxa-gloria increada, pero con una diferencia: Los salvados la verán como Luz
dulcísima increada, sin poniente u ocaso y los infernados verán la misma gloria
pero como fuego consumador que les estará quemando. Esto, el que veremos todos
la doxa-gloria increada de Dios es un acontecimiento esperado. El que uno vea a
Dios, o sea Su Gloria, Su Luz increada, es algo que se realizará, lo queramos o
no. Pero la vivencia y experiencia de ésta luz increada será de una manera en
unos y de otra manera en los otros.
Entonces la obra de la Iglesia y de los curas no es ayudarnos
a ver ésta doxa-gloria luz increada, porque esto de cualquier modo se hará. La
obra de la Iglesia está en el cómo cada hombre verá a Dios. No está en si verá
a Dios. La obra de la Iglesia está en cómo anunciar, predicar a los hombres de
que existe el Dios verdadero, y que el Dios se apocalipta-revela sea como Luz
increada, sea como fuego consumador y que todos los hombres durante la segunda
Parusía de Cristo veremos a Dios18, (ver San Nikita Stizatos Filocalía);
además, preparar a sus miembros de modo que no vean a Dios como fuego sino como
Luz increada19.
Claro que una experiencia parcial de expectación, visión a
Dios tenemos todos los hombres inmediatamente de nuestra salida de la psique
del cuerpo, es decir, la muerte biológica.
Esta preparación de los miembros de la Iglesia, como también
de todos los hombres, que quieren ver a Dios como Luz increada, es la esencia
de la instrucción terapéutica, la que debe empezar y terminar desde ésta vida. En
ésta vida se tiene que hacer la terapia y terminarla. Porque después de la
muerte no hay metania. Esta instrucción terapéutica es la esencia, el principal
contenido y preocupación de la Tradición Ortodoxa y Su Iglesia; además, es
constituida de los tres siguientes estadios de gradual ascensión espiritual: La
catarsis de los pazos, la iluminación y la zéosis, por la Jaris (Gracia energía
increada) del Espíritu Santo. Sucede también esto: Si uno no ha llegado por lo
menos en un estado de iluminación mínima o parcial, en esta vida, no puede ver
a Dios como Luz increada ni en esta vida ni tampoco en la otra. (Ver san Simeón
el Nuevo Teólogo: “Logos 75”.)
Así pues, está claro que los Padres de la Iglesia se
interesan para el hombre tal y como está hoy, en este momento. Además que, todo
ser humano necesita terapia “psicoterapia”, cada uno tiene la responsabilidad
delante de Dios a empezar esta obra desde hoy, en esta vida; porque en esta
vida puede, no después de la muerte. Y este mismo hombre es el que decidirá si
seguirá éste camino de terapia o no.
Cristo dijo: “YoSoY el camino” (Jn. 14,16). ¿El camino hacia
qué? No sólo para la otra vida. Cristo es el camino en ésta vida. Cristo es el
camino hacia Su Padre y nuestro Padre. Cristo se “apocalipta”, revela primero
en ésta vida y nos indica el camino hacia el Padre. Este camino es el mismo
Cristo. Si el hombre no puede ver en ésta vida a Cristo, por lo menos en
sentido y sentimiento espiritual, no verá al Padre, es decir, la Luz increada
de Dios ni en la otra vida.
Ver, “El prósopon persona, rostro de la Tradición Ortodoxa”,
Por Ierotheo Vlajos pag 162: “…Con la Segunda Parusía, Presencia de Cristo
todos los hombres resucitarán y serán juzgados por sus obras. Los pecadores que
no consiguieron el ojo espiritual no desaparecerán, quedarán como personas
ontológicas, pero no tendrán la participación de Dios. Los justos participarán
y tendrán comunión con Dios. Tal y como dice San Máximo el Confesor: los
pecadores vivirán el continuo malestar, en cambio los justos el continuo
bienestar, felicidad”.
Tomado
de : “TEOLOGÍA PATRÍSTICA”, editado por las ediciones ΠΑΡΑΚΑΤΑΘΗΚΗ-parakataziki en
Tehsalónica, Agosto del año 2004.
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