jueves, 21 de junio de 2018

1ra Tertulia Ortodoxa LaIglesia

4 comentarios:

  1. Ante todo quiero aclarar, que se grabó la síntesis de la temática y luego continuó el dialogo y se hicieron preguntas

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  2. Aquí dejo algunas preguntas que me llegaron:
    Dos inquietudes: ¿Para qué nacimos si hemos de morir y esta muerte exige dolor y sufrimiento? No acepto la respuesta de que es consecuencia del pecado original, pues se supone que CRISTO ya saldó las consecuencias de ese pecado. ¿Nos crea DIOS para hacernos sufrir?
    RESPUESTA
    La Iglesia Ortodoxa no usa ni comparte la teología de Pecado Original, es una formulación de San Agustín de Hipona y es parte del lastre que trae de su vida pagana, sobre todo con los maniqueos. Y por otro lado la Iglesia Ortodoxa desconoce el concepto de muerte como ruptura, final o dolor. En Dios todos estamos vivos en diferentes planos de existencia, por eso nosotros usamos el termino de dormición, cuando un fiel termina su vida terrenal, duerme por un instante y despierta a otra vida. Por ello que la posición derrotista de la pregunta nos lleva a cuestionar en qué Dios creemos, pues los ortodoxos no tenemos un dios de muertos, sino un Dios de vivos. Ahora la felicidad y el sufrimiento es una elección que hace el ser humano frente a su realidad, yo decido sufrir si pierdo a un familiar, quiebro económicamente o caigo enfermo, o asumo con fe lo que se me presenta, sin forzar nada y sacar de ello una enseñanza y continuar, esa elección nunca la va a realizar Dios por tí, pues el respeta el libre albedrío de todos los seres humanos. Si nos quedamos en buscar un por qué en vez de un "para qué" haremos de nuestra existencia una tortura y no algo digno de ser contado. Grandes santos de la Iglesia anhelaban la muerte pues era un encuentro personal con Dios, no un desprecio a la vida terrenal, sino descubrieron que toda un anhelos solo lo podían llenar con algo que va más allá de lo físico, pues reconocieron su dimensión espiritual, que todo ser humano tiene y que sólo lo puede llenar algo espiritual y esa reserva solo la posee Dios. Si esperamos en los hombres y sus obras, seremos a quien reprocha Jeremías cuando dice: Maldito el hombre que confía en el hombre (Jer. 17,5ss)

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  3. OTRAS PREGUNTAS:
    Cuál es el origen de la división entre la Iglesia Ortodoxa Griega y la Ortodoxa Rusa; espero una respuesta acertiva. Gracias
    Ahh y otro interrogante, a los sacerdotes de la Ortodoxa Serbia se les permite practicar la homofobia? Gracias
    RESPUESTA
    Según Nanna Moe, de ILGA-Europe, una organización pro derechos de los homosexuales con sede en Bruselas, afirma que Serbia tiene una de las mejores leyes anti discriminación de toda Europa". Pero por no ser parte de la Unión Europea es presa de una campaña mediática para hacer visibles sus problemas a una escala aumentada, ya que en muchos países de Europa suceden discriminaciones, pero incluso se silencian, pues no es bueno para su imagen. Por otro lado en Serbia por su tradición conservadora han calificado a la homosexualidad como una tendencia "extranjera" que soslaya los valores tradicionales, pues en dicho país no es casualidad que este fenómeno no se registre en su historia, empezando que quien crea la identidad, la iglesia y el país con su territorio es San Sabas, “el Iluminador” de una profunda tradición monástica y es quien se le llama el Padre de la Patria, como lo es Simón Bolívar o George Washington para estos lados de occidente. Por ello este fenómeno lo identifican como parte de la vida occidental. Ciertamente que han existido grupos extremistas, pero no han sido auspiciados por la Iglesia, sino por civiles ultra nacionalistas. Para la Iglesia Ortodoxa, no olvidemos que entre sus últimos grandes santos está San Serafín Rose, que antes de ser monje, era homosexual y no es un impedimento para alcanzar la Deificación, pues ha tenido una experiencia profunda de fe y ha transformado toda su existencia por las Energías Increadas de Dios. No se habla de una homofobia, sino para ellos, de un legado de occidente y como no está en concordancia con sus tradiciones y costumbres, es una falta a su identidad e incluso a su patriotismo.

    Ahora con respecto a la división entre la iglesia Griega y la Iglesia Rusa, no se entiende con ese término de “división”, pues sería ya un cisma o una ruptura. Se puede hablar de una diferenciación, que en su historia ha tenido el talante más de identidad nacional que de resquebrajamientos. La Iglesia Rusa acusó a Constantinopla (Iglesia Griega) en el año 1453 cuando cayó ante el Imperio Otomano por su deseo de Alianza con Occidente y ser displicente con las aspiraciones de la Iglesia Occidental, incluso de visualizar una posible unión con Roma. No olvidemos que El último metropolitano nombrado por Constantinopla en Rusia fue el griego Isidoro (1437-1441) y en 1439 en el Concilio de Florencia, en representación de la Iglesia ortodoxa rusa y del patriarca de Antioquía, Isidoro, junto con el patriarca de Constantinopla, aceptó el dogma católico sobre la filiación del Espíritu Santo (según el cual este proviene del Padre y del Hijo, y no solo del Padre, como defendía la Iglesia ortodoxa). El motivo de esta decisión del emperador bizantino Juan Paleólogo VIII y del patriarca de Constantinopla José II era evidente: la ofensiva final turca a la ciudad era inminente y el apoyo de los Estados católicos se hacía imprescindible.
    Dicha unión de las Iglesias cristianas fracasó estrepitosamente en Constantinopla en 1440 y fue rotundamente rechazada por su población y aceptada únicamente por el patriarca y la corte del emperador. En 1449 el Concilio de Patriarcas Ortodoxos reunido en Constantinopla oficializó el rechazo a tal unión.
    Isidoro volvió a Moscú en marzo de 1441 con el capelo cardenalicio de la Iglesia católica romana y una cruz latina en el pecho. Cuando ofició misa en la catedral reemplazó la declaración de fidelidad al patriarca griego con el nombre del pontífice romano y dio lectura a las resoluciones del octavo concilio. El gran príncipe de Moscú, Basilio II, ya avisado de lo sucedido en Constantinopla, en seguida mandó arrestar y encarcelar a Isidoro. Exiliado en el monasterio de Chúdov, el religioso pudo escapar e instalarse posteriormente en Constantinopla, hasta la toma de la ciudad por los turcos.

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  4. CONTINUACION:
    El concilio de obispos rusos rechazó la unión de las Iglesias. En 1448 en Moscú se celebró otro concilio de obispos que nombró arzobispo metropolitano de Moscú y todas las Rusias a Iona, arzobispo de Riazán, pese a que los cánones eclesiásticos prescribían la obediencia al patriarca universal de Constantinopla.
    Esta decisión dio comienzo a la época de la autocefalia: la plena independencia de la Iglesia rusa. Y lo curioso del caso es que Isidoro estaba en Constantinopla el día 29 de mayo de 1453, día que se saqueó y tomó la ciudad, dando fin al imperio bizantino.
    Por ello cada iglesia empezó su vida muy independiente de la otra, sobre todo por la desconfianza de Rusia a los Griegos, pero hoy en el ámbito académico, muchas de esas zanjas han sido sanadas por el deseo de una fe pura ortodoxa y no es una división sino ya un estilo propio que incluso América Latina está llamada a lograr, su propia identidad

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